Acercándonos a los síntomas psicóticos
Tradicionalmente, se han separado los síntomas psicóticos en dos grandes grupos: los síntomas positivos
y los negativos. Se llaman positivos a los que, haciendo una comparación con alguien que no está experimentando estos síntomas, suponen un exceso de algo, y negativos a los que se manifiestan en forma de carencia. Aunque ahora entraremos en detalle, adelantemos un ejemplo; bajo este enfoque, una alucinación sería un “exceso” de percepción, mientras que la apatía sería una “carencia” de motivación.
Además de estos dos grandes grupos, hablaremos también sobre otros síntomas que también pueden aparecer en los trastornos psicóticos: los síntomas cognitivos y los afectivos.
Conviene recordar que, contra la creencia generalizada, una persona que padece un trastorno de la esfera psicótica no experimenta estos síntomas de manera constante. Con adecuadas estrategias de afrontamiento e intervención, pueden detectarse, manejarse y reducir el impacto que tienen en el día a día. La aparición de la psicosis suele suponer un grave impacto en la persona y su entorno cercano, sin embargo, con los debidos apoyos, la mayoría de personas pueden recuperarse y tener una vida normal.